Jorge Pensi

Silla Toledo

1988

Innovación tecnológica, funcionalismo, evocaciones simbólicas, esteticidad… son los factores que sabiamente hibridados hacen de la silla Toledo una de las manifestaciones más significativas del diseño en España.  Estabilidad y ligereza se encuentran en la base de la proyectación funcionalista de una silla que debe estar al aire libre y que tiene que ser fácilmente manipulable. Tanto el material como la estructura se adecuan a estas características, mientras que las ranuras del respaldo y del asiento están pensadas para proporcionar ventilación y drenaje al agua de lluvia.

Pero en la silla Toledo, además, el aluminio fundido se transforma en un material moldeable con el que Jorge Pensi consigue llevar a su más alta estilización la tipología de las sillas de terraza de café, tan populares en España. La curvatura de los perfiles, los reflejos de la luz en el aluminio, la simetría de sus elementos perforados, la correspondencia formal entre asiento y respaldo, configuran un objeto donde el planteamiento esteticista cobra protagonismo. Por eso, Jorge Pensi prefiere sacrificar la simplicidad productiva a la sofisticación formal, como lo muestra el hecho de que los tubos de aluminio de las patas no se continúen en unidad con la estructura de los antebrazos, sino que Pensi recurre al ensamblaje al utilizar aluminio fundido, más costoso pero plásticamente más versátil, en la estructura superior.  

Junto a ello, las evocaciones simbólicas: las ranuras del respaldo se inspiran en las armaduras de los samuráis, y el nombre, Toledo, hace referencia a la sólida e inexpugnable situación de esta ciudad española durante la Edad Media. Una silla, pues, resistente y perdurable.

La silla Toledo recibió el Primer Premio Selección SIDI 1988 a la mejor pieza de mobiliario y el Delta de Plata ADI-FAD de ese mismo año, además de otros reconocidos galardones. 

Amat, España

Cesión de Amat

 

_Nuria Rodríguez Ortega