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25 años desde la revolución de la
gráfica digital
El
24 de enero de 1984 se presenta el Macintosh, augurado dos días antes
por el anuncio televisivo para su lanzamiento, en un descanso de la
Super Bowl. Se trataba de un cortometraje inspirado en la novela de
George Orwell 1984, dirigido
por el propio Ridley Scott (director de Alien, Blade Runner, Black Hawk down
o Gladiator).
El
spot lo protagonizaba Anya Mayor, en el papel de una heroína con
zapatillas deportivas rojas, pantalón corto rojo, y camiseta blanca con
la imagen de una manzana y un ordenador, corriendo con un gran mazo
hacia una pantalla con la imagen de una alusión a IBM, interpretada por
David Graham. Seguidamente aparecía un mensaje en la pantalla: "On
January 24th, Apple Computer will introduce Macintosh. And you'll see
why 1984 won't be like 1984". Para terminar aparecía entonces el
símbolo de la manzana arcoiris de Apple.
Como
es sabido, la idea de la manzana de Newton es la que da lugar al nombre
del Apple I, el ordenador creado en dos semanas por los jóvenes Steve
Wozniak y Steve Jobs en el dormitorio de este último, para presentarlo
al Homebrew Computer Club.
Ese
será el nombre de la sociedad creada por ambos en 1976, y a la que se
incorpora Ronald Wayne, que trabajaba en Atari y comparte su actividad
trabajando por las noches para Apple. Wayte es el autor del primer
logo-símbolo de Apple y Macintosh era el nombre de una variedad
americana de manzana roja ante cuya imagen real, sobre fondo blanco,
aparecen ya los dos fundadores en una foto de 1977.
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Macintosh
es la versión, a un precio también accesible para la mayoría de
usuarios, del otro proyecto de Jobs, el Apple Lisa (1983), primer
ordenador comercial con ratón e interfaz gráfica, cuyo problema era un
precio poco competitivo (9.998 $, cuatro veces más que el 'Mac'). |
Macintosh
se presenta como "el ordenador para el resto de la gente", gracias al
uso asequible a los no informáticos, mediante un sistema de gráficos
-barras de menú, ventanas, iconos y un cursor que se movía entre ellos,
y que era accionado por un accesorio que denominaron 'ratón' -. Ello no
sólo era divertido y lo que se dio en llamar posteriormente 'un entorno
amigable', sino que evitaba conocer complejos códigos informáticos que
era necesario teclear en aquella época para usar los primeros
ordenadores personales (IBM PC 1981). Su diseño compacto, reducido
tamaño e incluso sonidos que simulaban una comunicación entre máquina y
usuario no consiguen las ventas necesarias y Jobs es apartado de toda
responsabilidad en la empresa. El motivo del rechazo eran las supuestas
"ideas poco serias" para este ámbito tecnológico, que sin embargo fue
conquistando la estrecha relación hombre-máquina que determinaba la
identidad fundamental de la empresa. Además de los simpáticos e
inolvidables primeros iconos, con el pixelado propio de la escasa
definición de la antigua pantalla, unos ojos - instalados al final de
la barra del menú - que se cerraban y descansaban mientras estabas
parado, y se abrían y miraban plácidamente a uno y otro lado cuando
volvías a tocar el teclado; o el sonido de un vómito - con acento
cibernético - cuando se expulsaba el disquete del ordenador, eran algo
que para entonces supuso que acusaran de loco a Jobs cuando las ventas
no acompañaban.
Pero
cambios tan profundos requieren un tiempo para llegar a la sociedad y
el verano siguiente (1985) Apple despide 1200 empleados. Por su parte,
John Sculley - presidente entonces de PepsiCo y ahora también de Apple
- , a quien Jobs había convencido dos años antes para entrar a formar
parte de una compañía con la que "cambiar el mundo", fue quien le
destituyó ante la junta de sus directivos. En septiembre de ese año
Steve Jobs informa a esa directiva de su intención de fundar una nueva
empresa junto a cinco empleados más. En 1986 funda NeXT y encarga su marca a Paul
Rand, al mismo tiempo que compra a George Lucas la Pixar Computer Animation Studios,
referentes esenciales de su espíritu de creatividad e innovación
difícilmente entendida por una mentalidad empresarial
convencional. Dos años necesitaría el proyecto Macintosh para
difundirse y consolidarse como el primer sistema digital de
autoedición. Sale entonces la versión Macintosh Plus (1986), que
gracias al software PageMaker (Adobe), el sistema Apple Talk y la
impresora LaserWriter Plus, revoluciona la accesibilidad, los tiempos y
los costes a los impresores, diseñadores y publicaciones; obteniendo
además perfectos resultados más que profesionales de 'arte final'. La
inversión en este equipo de 999.999 pesetas, siendo un considerable
esfuerzo para la época, suponía en cambio un rendimiento de tiempo y
calidad altamente competitivos. Su aportación a la profesión del
diseño, a la industria gráfica y a la propia estética contemporánea han
hecho que su aparición en el mercado sea uno de los hitos que definen
un nuevo nacimiento del diseño gráfico, después del concepto de
identidad corporativa que nace en la Edad Media y se materializa
mediante el sistema heráldico, que continúa con el desarrollo de los
emblemas y de la imprenta de tipos móviles que tienen lugar en el
Renacimiento, destinada a la reproducción y difusión generalizada del
conocimiento en todos sus ámbitos.
En
una sociedad plenamente desarrollada tecnológicamente, como producto de
una fase post-industrial que se encaminaba al comienzo de un nuevo
siglo, era necesaria una mentalidad innovadora en otros muchos aspectos
que el puramente técnico. La esencia transmitida por Jobs a Apple
rompía con el concepto otorgado a este tipo de herramientas altamente
sofisticadas y distantes de la accesibilidad, no sólo económica sino
también emocional, del usuario. Un ordenador, tan distante de lo que
pudiera ser entonces un producto que requiera un cuidado especial en su
atractivo externo, lograba un encanto que sería decisivo en la propia
identificación emocional del usuario.
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_Dragón 200 (1985)
Diseño:
Ramón Benedito Graells
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Desgraciadamente olvidamos
pronto en España los continuos logros en el ámbito de la innovación y
creatividad de lo que con más esfuerzo que en otros lugares llega a
darse, por el escaso apoyo institucional y pobre reconocimiento social;
lo que ha supuesto que una especialista en la estética e historia del
diseño industrial como Nuria Rodríguez Ortega nos haya debido recordar
el logro alcanzado en este sentido en nuestro país. Se trata del mítico
Dragón 200, el
primer ordenador personal producido en España por Eurohard¹. Pero lo más destacado del
Dragón en su aportación a la innovación en este sector,
independientemente de su origen en 1985, sólo un año después del mítico
Mac, es su logrado diseño en la más avanzada estética de esos momentos,
en los que los referentes más apreciados estaban en el estilo que
venían marcando Olivetti, IBM y Apple. Su diseño está en la línea
de ordenadores del Apple II,
estéticamente en sintonía con la serie de máquinas electrónicas
Olivetti ET compact que había introducido previamente la
firma italiana en el mercado, y que más tarde se consolidaría en el Macintosh SE (1986). Curiosamente
Ramón Benedito Graells, uno de los diseñadores españoles más
destacados, reconocido como uno de los primeros Premios Nacionales de
Diseño (1992), es quien define una forma que materializa de
manera excepcional ese concepto innovador que siempre ha movido a
Olivetti, y que tanto IBM como Apple asumieron en EEUU, en perfecta
armonía con ese nuevo espíritu de emotividad y calidad del aspecto
formal del producto de alta tecnología. El rastro emocional que ha
dejado la existencia de una pieza que como una obra de arte ha logrado
conmover la sensibilidad de quienes tuvieron la oportunidad de ver o
tener en su momento un ejemplar del Dragón
200 se refleja en el amplio número de seguidores y admiradores
para quienes es un símbolo del diseño de las últimas décadas del pasado
siglo.
Esta nueva tendencia del diseño deja de ser ya producto
de los movimientos de reacción contraculturales, surgidos a finales de
los setenta tanto en política como en arte, que cuestionaron e
intentaron cambiar las normas establecidas mediante diseños utópicos
que se oponían frontalmente a la "doctrina calvinista del
funcionalismo" y que protagonizaron fundamentalmente diseñadores
alemanes e italianos2. El buen diseño imperante hasta
entonces era demasiado neutro y aburrido, que "nos conducía a todos a
una sociedad de consumo peligrosamente homogénea"3. El
estado de sosiego que se produce una vez resuelta esta lucha de
mentalidades supuso sin duda el ambiente ideal para que se creasen los
citados modelos de mediados de los ochenta, que tuvieron excelentes y
avanzados precursores en la máquina electrónica Selectric 1 de Eliot Fette Noves
para IBM (1961), la desenfadada
Valentine de Ettore Sottsas y Perry King para Olivetti (1968) o
la Divisumma 18 de Mario Bellini para Olivetti (1973)4.
La destacada calidad estética formal de estos modelos
ideados para competir en el mercado, con otros productos de utilidad
coetáneos, ha determinado que los encontremos repetidamente en museos y
exposiciones de arte/diseño, o exclusivas piezas decorativas tras su
inexorabe desfase tecnológico. "(...) se convirtieron en iconos para
quien las poseía. De esta forma consiguieron cambiar la relación entre
hombre y objeto dándole igual o más importancia a la función simbólica
que a la práctica"5.
En la evolución del concepto aportado por el Mac, para
1997 se había apagado bastante la chispa innovadora y creativa que Jobs
había dado a la empresa desde su origen, llegando a caer su cuota de
mercado de ordenadores personales hasta un 3%. A ello se une la
competencia de precio y versatilidad que comenzó a comercializar el
sistema Windows desde 1992, gracias a introducir en PC el sistema
gráfico y directo de uso del Mac, pues Apple contrató luego a
Microsoft, precisamente para desarrollar parte de este sistema, y por
lo que tuvieron serias disputas sobre su uso y explotación.
Steve Jobs es reclamado por Apple, tras la crisis de
identidad y notoriedad en el mercado, para intentar recuperar la
esencia de su razón de ser y de su éxito incondicional ante quienes se
introducían en el mundo Macintosh. El día del regreso de Jobs se marcó
con el comienzo del proyecto iMac,
presentado en 1998 como un nuevo concepto de ordenador doméstico
destinado especialmente al usuario de Internet, que sólo justifica un
cambio radical de esquema de lo que hasta entonces era la forma de un
ordenador y que abrió el camino a un mundo inexplorado de posibilidades
en el diseño de este tipo de productos que cautió al usuario desde el
mismo fin de semana después de su presentación, con la venta de 150.000
unidades. El encargado de dar forma a este innovador producto que
conseguiría el renacimiento de la personalidad y atractiva identidad de
Apple sería Jonathan Ive.
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Sobre un
fondo blanco y una amplia zona de protección de la imagen central,
propia de la sencillez y limpieza que definía la comunicación visual de
la empresa, el cartel que presentaba el nuevo iMac, bajo el slogan "Think different" pedía perdón por
no ser del clásico y aburrido color beig o grises tradicionales en los
ordenadores del momento. Al mismo tiempo, la manzana multicolor pasaba
a ser blanca, reproducida al mismo tiempo en negro y más adelante con
un acabado de superficie transparente en relieve.
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Al año
siguiente se llegaría más lejos en esta arriesgada aventura de formas
compactas y orgánicas con nuevos materiales, con la presentación de
cinco intensos y alegres colores para una carcasa ya totalmente
transparente y que dejaba ver unos componentes electrónicos que
ofrecían una tecnología a la altura del valor estético. La tecnología
de pantalla plana propició los nuevos iMac integrados en el propio
grosor de la misma, como resultado en la evolución de su habitual
cuerpo compacto y ya desde el Mac había venido siendo prelucio de la
desaparición de la molesta torre del PC.
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Con el iPod Apple volvió a hacer historia, pero no se
quedó en lo que supuso la aparición de un nuevo mdio como fue en su
momento el Walkman de Sony, sino que ha llegado a ser un símbolo del
diseño más innovador y de la cultura contemporánea, un verdadero
exponente de una estética y estilo de vida de nuestros jóvenes. Aún
estaría por llegar la varita mágica versión touch y con ella el mayor
éxito económico en la historia de esta marca de records: el iPhone.
Los Mac se plantearon como objetivo principal el mercado
doméstico, la educación universitaria y el ámbito de los profesionales
de la creación y la industria gráfica. En la actualidad, suponen un
icono histórico en la consecución de otros sistemas electrónicos, de la
más avanzada tecnología, con el diseño más fresco e innovador y un
símbolo de una sociedad que ha logrado insertar el binomio
arte-tecnología en su hábito cotidiano.
Otras fuentes documentales:
http://www.theapplemuseum.com/
http://www.idg.es/macworld/content.asp?idn=46823
1 .
GIRALT-MIRACLE, D.-CAPELLA, J.-LARREA, Q. Diseño Industrial en España,
Ministerio de Educación y Cultura / Ministerio de Industria y Energía,
Madrid 1998, p. 279.
2 . ROQUETA, H. Product
Design, Loft, Barberá del Vallés 2004, p. 35.
3. Ibidem.
4. GIORGI, M. de-MORTEO, E. (eds.), Olivetti: una bella societá, Umberto
Allemandi & C. Torino 2008.
5. ROQUETA, H. op. cit. p. 35.
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